Francisco Franco, el verdulero y la fiesta
Por Tomás
Amaya
Era una noche y yo estaba muy ocupado
con una pila de papeles que firmar. Cansado, le pedí a mi guardaespaldas que me
trajera algo para beber y me trajo un vaso de agua junto a una nota.
-Generalísimo, es una carta del señor
Pippo.
Procedí a abrir la carta y la leí.
-Franco, estás invitado a mi fiesta de
cumpleaños en donde irán personas famosas que puede conozcas, la pasaremos
genial, la fiesta será mañana a las nueve de la noche.
Yo, un caudillo y líder de una de
las naciones destinadas a la grandeza, no podía estar perdiendo el tiempo en
burdas invitaciones y fiestas, pero se trataba de mi vendedor de armas Pippo
quien me ayudó en la guerra civil. Iría.
Después de firmar los papeles confirme
mi asistencia a la fiesta de Pipo, ya era la noche en específico las ocho de la
noche. Tenía que estar partiendo hacia la fiesta, llamé a mi amiga Eva Perón
quien también estaba invitada.
-Evita amiga, ¿qué te parece que
vayamos juntos a la fiesta de Pipo?
-Claro, pásame a buscar.
Terminaba de cambiarme y de ponerme mi
traje militar con mis medallas de la falange española y procedí a salir a
recoger a Eva.
Llegué a la casa en donde estaba
viviendo, manejando mi Mercedes con calcomanías de Ricardo Fort.
-Buenas noches, sube y vamos a la
fiesta.
-Buenas noches franco, gracias por
venir a recogerme.
Después de un tanto incómodo viaje en
el auto en silencio durante todo el viaje. Llegamos. Por cierto, me olvidé de
recalcar lo hermosa que se veía Eva con un vestido rojo elegante, pero eso no
era importante. Bajé primero del auto y le abrí la puerta a Eva para que
saliera.
-Gracias.
Estábamos entrando y en la entrada de
la fiesta se podía ver a un verdulero al que le compré unas manzanas y le
pregunté su nombre.
-¿Qué tal? Soy Francisco Franco.
-¿Todo bien? Soy Eduardo Santana
JAJJAJAJAJA.
Al ver al verdulero me pareció alguien
raro, por lo que lo ignoré y seguí mi camino junto a Evita. Entrando a la
fiesta saludé a Pippo por su cumpleaños y a todos los demás. Parece que había
bastante gente que concordaba con mis ideales, ya que me saludaron con un brazo
apuntando hacia arriba haciendo el saludo fascista: yo le respondí con un:
“¡ARRIBA ESPAÑA!”
Después de eso comenzamos a bailar y a
comer. Al cabo de un rato se pudo ver a Pipo haciendo un karaoke de la canción
de Cristiano Ronaldo “Amor mío”. Se veía a Messi con una cara de desagrado de
brazos cruzados, y enojado, pero no se le dio mucha importancia. Después de eso
y unos minutos Pippo, comenzó a insultar a todos y se puso muy violento, en el
disturbio de la fiesta se podía ver a Messi llevando a Pippo al baño. No pude
ver mucho más, intentando salir sentí cómo me atravesaron con un puñal y sufrí
un inmenso dolor. Mi vista se empezó a nublar y vi salir mi sangre del cuerpo,
caí desmayado al piso y en mis últimas fuerzas grité: “¡VIVA ESPAÑA!”
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Testimonio de Pepe Botella, el cura del barrio
Una
noche cuando me encontraba en mi día libre, pasé a relajarme después de haber
saludado a un amigo muy querido de la infancia Eduardo Santana, pasé por un café
muy conocido llamado “STYLO CAFÉ”.
Ya
cómodo tomando el café italiano, me di cuenta de que esa noche no podría dormir lo
cual me preocupó: en qué estado me verían mis pobres ovejas. Al
terminar ese café tan agradable y cálido, de la nada salió mi gran amigo Pippo,
esa pobre
alma perdida a quien había confesado hace unas semanas atrás. Hablamos
un rato de la vida y el trabajo, cuando en ese entonces recordó que tenía que
llamar a su suegro para decirle que traiga tres botellas de Fernet Branca y cuatro
botellas de Coca Cola, se dirigió a la cabina telefónica que se encontraba al
lado de los baños.
Ya
de un buen rato de espera (para seguir charlando con Pippo), decidí ir a
buscarlo para
ver qué había sucedido con ese pobre hombre. Lo
que vieron mis ojos espantaría hasta el hombre más osado: una imagen infernal, una
obra de Satanás, ¡¡ERA PIPPO CON UN CUCHILLO CLAVADO EN EL CORAZÓN!!
Inmediatamente
llamé a la policía lo más rápido que pude, les expliqué esa escena tan
horrible y despiadada, los señores me dijeron que llegarían de inmediato.
Cuando entraron,
investigaron la escena del crimen con un doctor muy extraño, me interrogaron
y les dije lo que había sucedido y que nunca mataría a esa alma perdida.
Me dijeron que me retirara, que vuelva a mi casa, que me llamarían al día siguiente.
Como
a las 16:23 del día después del trágico incidente de la fiesta, me llegó una llamada
de un número desconocido.
-Hola, quién habla?
-Eso
no importa, urgente dirígete al parque, necesitamos exorcizar a una niña.
-Ok
ok ya mismo me dirijo a salvar a esa niña con la palabra de Cristo Rey.
ANTES
DE LLEGAR AL LUGAR EL FIAT PALIO DE PEPE BOTELLA SUFRIÓ UNA EXPLOSIÓN, MATANDO
A BOTELLA, AL PARECER TENÍA UN EXPLOSIVO A CONTROL DEBAJO DEL AUTO, POR SUERTE NO
HUBO MAS VÍCTIMAS…
Testimonio de Leo Messi
Eduardo Santana, el mejor verdulero
Un día antes estaba
fumando un churro en el baño, cuando escuché de repente un golpe en la puerta
de mi local.
-Pregunté: ¿Quién es?
-gritando-.
-Me contestó: Yo, el
cura -con una voz gruesa-.
-Salí del baño y me
acerqué, le dije: La verdulería está cerrada.
Me habló en tono de
risa y me dijo: -No vine por eso, vine a invitarte a un cumpleaños, es el cumple
de Pippo.
Le dije: -Bueno
mañana estaré presente, pero ¿puedo llevar a un familiar? -y me contestó que
sí, entonces pensé en mi hijo (mi ayudante).
Al otro día me bañé,
me cambié, me puse perfume, agarré las llaves del auto y salí para la fiesta,
pasé a buscar a Mia y Rodrigo. Llegué a la fiesta y nos recibió Pippo enojado y
mi hijo estaba tan enojado por plata, pero aunque esas cosas las dejo pasar, no
me pude contener y le grité a Pippo: "¡Ee gil,me debés plata puto!",
el viejo gato me respondió: "Después te lo pago mushasho, hoy es mi cumple
no me reclamé''. Resignado entré a la fiesta y empecé a comer de todo, mi hijo
estaba enojado y casi le pegaba pero lo detuve. Estábamos bailando los cuatro
(Rodrigo, Pepe Botella, Luis (mi hijo) y yo), el cura estaba re mamado y se
quería chamuyar a Mia, pero le dije que a Pippo le gustaba Mía y se la estaba
comiendo en el baño; entonces, fue el padre el baño y no volvía entonces lo fui
a buscar. Al no encontrarlo, seguí bailando. De repente se escuchó un grito:
era de Eva Perón y Francisco Franco que habían encontrado a Pippo muerto.
A los 30 minutos vinieron
los detectives a interrogarnos, me empezó a preguntar cosas, me preguntó qué
había visto y yo le respondí: “vi a Eva Perón y a Francisco Franco persiguiendo
a Pippo, y después sospechosamente encontraron a Pippo muerto”.